Acuso al tiempo de robarse mi alma,
de vender emociones en cuerpos de sal.
Y de inventar en giros, oleadas en tus manos.
Lo acuso, de crear tu sonrisa
sobre pergaminos de arena.
De inventarte en mis notas y en mis pasos lagrimeros.
De dibujar en mi camino un audaz capataz
con palabras de un mar gélido sin sombra.
Lo acuso de pintarme en el rostro
lágrimas dulces con olor a mar.
De llevar en su regazo
petalos salados con tu nombre en el aire.
Acuso al tiempo, por que estabas en sueños,
lunas y quesos;
por que son estambres tus labios vespertinos
que fueron cálidos vientos que sellaron mi boca.
jueves, 5 de marzo de 2009
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