viernes, 3 de abril de 2009

Recuedos de La lluvia bajo Mi infancia

Una fé muy fuerte me movía, bueno, aún; y yo corría cálida, abierta, insospechada.
Caía así, sin más que la vertiente de mí misma, siguiendo mi ruta y su voz que me gritaba, su voz que me movía, su voz que era la mía.



Me sujeto franca y con una soinrisa, de los colores del arcoíris, de los cielos por los que vuelo, de las gotas chistosas que me cantan canciones mientras mojan mi cabeza.
Recuerdo muchos pies salpicando los charcos del suelo. Recuerdo que reíamos todos, recuerdo que gritábamos, y mientras más nos mojábamos, más ella nos caía encima.
Recuerdo una noche solitaria en mi alcoba sin más melodía que la que ella producía.
Recuerdo un viaje a Guanajuato con pequeñas gotas sobre el cristal del carro. mi cara ingenua sorprendida, como si nunca antes hubiese visto una.
Recuerdo una vez que mi amado y yo corrimos por un paisaje alado con premios extras de lluvia. Un beso entre sus brazos, sollozos en forma de poesía. Sus ojos, su respiro, su caricia. A nosotros dos sujetos, amándonos en la fugacidad del sentimiento, jugando a ser dos imbéciles criaturas que nada a cerca de este mundo sabían.
Recuerdo mi tirada perversa al salpicar con las llantas del auto a los de la parada, pero es que ¿para qué se refugiaban?, tenían que sentir la lluvia.
Recuerdo que mentí a mi padre por culpa del granizo que me hizo encontrar gansitos o no sé bien qué eran aquellos pastelitos.
Recuerdo que he sido una estúpida perdiéndome de ellas, tantas, y por culpa del prejucio.

Recuerdo que no ha llovido.